La Turquesa

La Turquesa o Turquesina promueve la energía curativa en todo el cuerpo. Una piedra turquesa trabaja para alinear los chakras, fortaleciendo su cuerpo en el proceso.

La turquesa o Turquesina
    Joyas con poder
    Geoda de cuarzo
    Cuarzo turmalinado
    Cuarzo ahumado
    Cuarzo arcoiris
    Cuarzo rutilado
    Fluorita
    Citrino
    Crisoprasa
    Cuarzo cristal
    Cuarzo rosa
    Cornalina
    Cuarzo blanco
    Charoíta
    Azurita
    Aventurina
    La Malaquita
    Ametrino
    Ágata
    La Amatista

Sanación Maestra del Bienestar

La Turquesa o Turquesina promueve la energía curativa en todo el cuerpo. Una piedra turquesa trabaja para alinear los chakras, fortaleciendo su cuerpo en el proceso. 

Se dice que las piedras de color turquesa son altamente programables, lo que le permite dar a sus cristales una intención específica cuando se trata de la salud. 

Por ello cualquiera que sea el tipo de curación que estés buscando, una piedra turquesa puede ayudarte en tu viaje y es «experta» en el bienestar general.  

La Turquesa en el pensamiento tradicional, la turquesa une la tierra y el cielo, reuniendo las energías masculinas y femeninas. 

Es quizás la piedra más antigua en la historia del hombre, el talismán de los reyes, chamanes y guerreros. Es una piedra de protección. Proporciona consuelo al espíritu y al bienestar del cuerpo.

En lo psíquico…

Beneficia el estado de ánimo general y la emoción al equilibrar e inducir un sentido de serenidad y paz. Agarrar o usar Turquesa ayuda a restaurar la vitalidad agotada y levanta los espíritus caídos.

Alivia el estrés y devuelve el enfoque al corazón central.

La turquesa fortalece los meridianos del cuerpo y los campos de energía sutiles, mejorando la comunicación entre los mundos físico y espiritual.

Y colocado en el Tercer Ojo, apoya la intuición y la meditación. En el Chakra de la garganta , libera viejos votos, inhibiciones y permite que el alma se exprese

La turquesa es una piedra muy sanadora, que ofrece calma al cuerpo y a la mente. La turquesa actúa sobre la comunicación y la facilidad de palabra.

Aumenta la capacidad creadora del pensamiento. Conocida como la piedra de la alegría y el bienestar.

Amuleto para viajeros, indicada para prevenir el mal de ojo de los hechizos de la magia pues absorbe la energía negativa.

Ayuda a ver el aspecto lúdico de la existencia y a contemplar la vida con buen humor. Purifica la sangre, indicada para tratamientos circulatorios. Aumenta la capacidad de la memoria.

Abre los chakras de la garganta, del corazón, del entrecejo y del plexo solar. Es la piedra protectora por antonomasia.

Composición interna.

Silicato: Fosfatos

Sistema cristalino: Triclinico

Dureza: 5 a 6

Brillo: Satinado-mate

Color de raya: Blanco-verde

Fórmula Química: CuAl6(PO4)4(OH)8 · 4H2O

Características mineralógicas

La turquesa es un fosfato de color azul verdoso, formado por fosfato de aluminio hidratado y cobre. Normalmente se encuentra en entornos áridos, en zonas de oxidación de yacimientos de cobre, en filones y en venas de esquistos ricos en fosfato.

El nombre de turquesa viene de la palabra francesa «pierre turquoise», haciendo referencia a su entrada comercial a Europa occidental a través de Turquía en el s.XVI.

La turquesa tiene un importante valor histórico ya que es una de las piedras que se han encontrado utilizadas como ornamentación en civilizaciones muy antiguas, como en el Antiguo Egipcio, en las culturas mesoamericanas precolombinas, la Civilización del valle Indo y China.

La turquesa aparece en hábito masivo o microcristalino, y raramente en forma de cristales. Su color puede variar de azul claro a verde, en función a la cantidad de hierro y cobre que contenga. También puede contener inclusiones de otros minerales como limonite, pirita y calcedonia. También puede encontrarse junto con la crisocola y la malaquita.

Yacimientos: Estados Unidos, Irán, México, Egipto, China, Perú, Polonia, Rusia, Tíbet, Afganistán y Kenya.

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Puedes encontrarlo en variedad de formas en La Turmalina.

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